El ambiente tiene mucho que ver con las ideas. Todo comienza desde una buena organización, no solamente del tiempo sino del espacio de trabajo. Mantener limpio el espacio de trabajo, sea un escritorio, mesa o cubículo es importante, alguna mancha u objeto que esté de más puede servir de distractor y desconcentrar a una persona en lo que esté haciendo.
A esto se le suma la disciplina, este hábito se alimenta día a día. Levantarse temprano, organizar las ideas, hacer el trabajo a tiempo y no aplazarlo, son elementos útiles para disciplinar la mente a la hora de querer contar con ideas creativas. Tras algunas semanas, esto será un hábito y se usará en modo automático.
La iluminación es determinante para generar un ambiente creativo. Si trabajas en un lugar con luz tenue, puede que afecte tu estado de ánimo, está comprobado que los lugares iluminados y que incluyen luces de colores con una intensidad regulada, fomentan que las personas piensen más allá de lo común.
Un ambiente en donde hay motivación es un aliciente perfecto. Los creativos tiene diferentes maneras de motivarse en el trabajo, algunos escuchan música, ven vídeos, salen a caminar o correr, e incluso algunos prefieren dormir, en nuestro caso para motivarnos damos un vistazo a los trabajos que hemos realizado y pensamos cómo podríamos mejorarlos. Una receta para la creatividad es estimular la mente para las ideas nuevas.
Como escribimos en un artículo anterior: “Todos podemos ser creativos, no es un don de pocos”, si llevamos estas acciones al hábito, es posible que nuestro ambiente creativo esté al 100%.