Nos topamos día a día con varias ideas que nos parecen buenas pero nos cuesta hacerlas tangibles. El proceso creativo va más allá de pensar en un idea, si bien éstas son la materia prima, el tener una idea es apenas uno de varios pasos.
Hace algún tiempo discutimos en este blog acerca de la relatividad creativa, enfatizando que es necesario bajar la idea de la mente y darle tacto (hacerla tangible). También escribíamos que es importante educar nuestra mente para saber convertir las ideas en conceptos.
Una definición sencilla que nos da Wikipedia acerca de un proceso es: Un conjunto de actividades mutuamente relacionadas o que al interactuar transforman elementos de entrada y los convierten en resultados. La creatividad conlleva un proceso, el cual se conoce como proceso creativo, y como todo buen proceso, es incorrecto obviar que existen pasos relacionados que permiten convertir una idea en un arte final, los cuales son:
- Información/Investigar.
- Pensamiento/Reflexionar.
- Idea.
- Conceptualizar.
- Bocetar.
- Diseñar.
- Arte final.
La información va más allá de datos, se refiere a datos procesados. Es decir que información no es un brief, sino la adecuada interpretación del brief. Este paso involucra investigación e indagación para contar con suficiente material del cual echar mano. Tras contar con el bagaje de información, surgen pensamientos dominantes relacionados que invitan a la reflexión que a su vez provoca una lluvia de ideas.
La lluvia de ideas propicia la elección de una idea detonante que es la que mejor se adapta al objetivo de comunicación, lo cual da lugar a la abstracción, la representación real o imaginaria de algo, o sea la generación de conceptos, de los cuales se elige uno. Este será el concepto de diseño o de campaña según sea el caso.
El concepto alimenta decenas de posibilidades para bocetar. Se descartan aquellos bocetos que desenfoquen la mirada del norte: el objetivo de comunicación. El boceto seleccionado será el que se trabajará y convertirá en uno o varios diseños (piezas) si se trata de una campaña, este diseño se presentará al cliente. Tras los cambios que surgen, ya sea por el equipo creativo con el fin de mejorar el diseño o por parte el cliente, se concluye con el arte final, el anuncio que verá la luz.